29 :: Marzo :: 2024



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Documento relativo a hábitats (y 2)
  • Prados mediterráneos de hierbas altas y juncos (Molinion-Holoschoenion) (Cod. UE 6420).

Se incluyen en esta categoría como hábitats de interés comunitario los denominados juncales mediterráneos. Estas comunidades herbáceas asociadas a sotos riparios o prados húmedos son cada vez mas escasas y en muchas ocasiones albergan otras especies de interés. Dentro de estos juncales mediterráneos podemos distinguir tres asociaciones:

  • Comunidades herbáceas higrófilas mediterráneas, caracterizadas por la presencia de mansiegas (Molinia sp.) y Holoschoenus vulgaris (=Scirpus holoschoenus) llamado junco común o junco churrero porque era tradición servir los churros recién hechos pasados por una hoja de junco para sostenerlos y transportarlos.
  • Juncal churrero ibérico occidental en el que aparece el trébol Trifolium resupinatum.
  • Juncal agudo lusitano andaluz con Scirpus holoschoenus (junco churrero) y Juncus acutus (junco espinoso).

 Estos juncales suelen localizarse en  bandas discontinuas que se sitúan por detrás de los carrizales, en suelos que pueden encharcarse estacionalmente ó en suelos próximos a los cursos de agua o lagunas y que no están ocupados por zarzales o bosques riparios como fresnedas o alisedas, se desarrollan formaciones herbáceas dominadas por plantas perennes graminoides, cuyo representante más destacado es el junco churrero, se añaden también otras plantas características como la menta de burro, diversas especies de tréboles, el llantén mayor, el alpiste silvestre, etc.
En nuestra región encontramos dos subespecies de mansiega (Molinia caerulea), la subsp. caerulea mas rara y de sotos riparios en zonas fundamentalmente de montaña y la subsp. altissima que es común en prados muy húmedos y márgenes de ríos.

  • Prados pobres de siega de baja altitud (Alopecurus pratensis, Sanguisorba officinalis) (Cod. UE. 6510).

Los prados de siega son praderas húmedas sobre las que se desarrollan densos herbazales en los que dominan gramíneas altas y vivaces sobre suelos profundos. Se utilizan para obtener heno y poder alimentar al ganado durante el invierno. Tienen un gran diversidad florística apreciable durante la primavera. Se aprovechan bajo riego y siega, o bien a diente. Ocasionalmente pueden ser estercolados. La Directiva Comunitaria referente a los hábitats naturales reconoce como de interés, los siguientes prados de siega:

  • Prado de siega noroccidental oligótrofo (suelos ácidos pobres en nutrientes, especialmente en nitrógeno) definidos por Agrostis castellana y Arrhenatherum elatius subsp. bulbosum.
  • Prado mesófilo (desarrollado sobre terreno húmedo) de diente supratemplado cantábrico caracterizado por la presencia de Festuca Ampla y Cynosurus cristatus (cola de perro). Estos prados de diente, también llamados trebolares,  tienen una menor talla y están dominados por hemocriptófitos. Normalmente están orientados para la alimentación del ganado vacuno que los aprovecha directamente. Durante el verano suelen permanecer verdes.

Alopecurus pratensis, llamado comúnmente cola de zorra, resulta común en herbazales con elevada humedad. Sanguisorba officinalis, llamada comúnmente pimpinela también se desarrolla en praderas y herbazales.
 

  • Turberas de cobertura (turberas activas solamente). Cod UE. 7130.

Las turberas constituyen uno de los hábitats de interés prioritario para su conservación dentro de la Directiva Comunitaria. Existen varios tipos de turberas. Normalmente se desarrollan en suelos ácidos y permanentemente húmedos con horizontes inferiores impermeables en los que la materia vegetal se va acumulando formando la turba. Las turberas son también llamadas trampales o tremedales ya que al pisar sobre ellas el suelo tiembla y se hunde. Aunque no son exclusivas de la alta montaña, en estas zonas es donde mejor representadas se encuentran. Aparecen en cubetas de sobreexcavación y de obturación glaciar, áreas donde el alto nivel freático condiciona una acusada hidromorfía de los suelos o zonas planas donde el agua de arroyos y manantiales se acumula hasta encharcar.
Son uno de los ecosistemas más pobres en nutrientes, coincidentes con la oligotrofia del medio. Están tapizados por Ciperáceas y su encharcamiento llega hasta la superficie. Su microfauna se compone de Ácaros, Colémbolos, Coleópteros y Nematodos. Muy cerca del agua, en los intersticios de la turbera, encontramos las plantas carnívoras. La más abundante es el rocío del sol ó hierba del rocío (Drosera rotundifolia), especie de indudable interés y ligada a medios muy húmedos con escasez de oxígeno, muy ácidos en los que la falta de nitrógeno asimilable les obliga a obtener este elemento de los numerosos insectos que pululan por la turbera. Presenta hojas provistas de pelos especiales donde se quedan pegados los insectos que posteriormente son digeridos.
En Extremadura las turberas son muy escasas y suelen ocupar pequeños enclaves a veces muy amenazados por pisoteo intenso de ganado, drenajes e incluso caminos o carreteras, que al cruzarlas las fragmentan alterando sus especiales características. Dentro de las turberas extremeñas podemos distinguir varios tipos. Las turberas altas de esfagnos y brezos son prioritarias para su conservación:

  • Turberas netamente abombadas supra-orotempladas orocantábricas con brecinas (Calluna vulgaris) y esfagnos (musgos del género Sphagnum).
  • Turberas planas con esfagnos.

No obstante, existen otras turberas oligo-distróficas de interés aunque no prioritarias, clasificadas dentro de las comunidades cenagosas y pantanosas de helechos, briófitos y plantas con semillas:

  • Turberas no muscinales carpetano ibérico leonesas y orocantábricas definidas por la presencia de cárices (Carex nigra y Carex echinata), de áreas supra y orotempladas holárticas frías.
  • Turberas planas pioneras meso y supratempladas cantabro-atlánticas con hierbas gallineras (Anagallis tenella) con Juncus bulbosus, de áreas termo y mesotempladas holárticas frías.

En Extremadura aparecen además otros tipos comunidades vegetales recogidas como turberas de carrizos básicas (hábitats de interés). Se trata de “Apiales de berrazas y gramas de cien pies” definidos por la presencia de Glyceria declinata y Apium nidiflorum que forman herbazales en lugares encharcados, “Marciegales oligo-mesótrofos” con Carex broteriana (=Carex elata subsp. reuteriana) junto a los arroyos de Gredos, algunos de ellos con galios (Galium broteranium).

  • Manantiales petrificantes con formación de tuf (Cratoneurion). Cod. U.E. 7220

Es este un “hábitat prioritario” propio de fuentes que manan aguas con elevado contenido en carbonatos; la precipitación de los carbonatos da lugar a la formación de grandes masas de travertinos o tobas calcáreas (rocas porosas originadas por precipitados sobre cualquier superficie). Sobre estos umbríos travertinos, en todo caso humedecidos por el agua que mana de la fuente, se desarrollan formaciones vegetales dominadas por helechos como el cabello de venus (Adiantum  capillus-veneris), diversos musgos o plantas raras como los alfilerillos de viuda (Trachelium caeruleum). En Extremadura son muy escasos los enclaves en los que se dan estas condiciones de paredes calcáreas sombrías siempre rezumantes.

Aparecen en Extremadura también ciertos céspedes de interés junto a determinadas fuentes:

  • Cèspedes fontinales de aguas olligótrofas con Myosotis stolonifera y Veronica langei en el las zonas altas del norte de Cáceres.
  • Cèspedes fontinales dominados por Saxifraga stellaris subs. alpigena y Myosotis stolonifera sobre taludes rezumantes en las cumbres de Tornavacas o El Calvitero.
  • Céspedes fontinales de Stellaria uliginosa (=S. alsine) y Montia fontana subsp. chondrosperma.
  • Desprendimientos mediterráneos occidentales y termófilos de los Alpes. Cod. U.E. 8130

Dentro de los hábitats rupícolas encontramos estas comunidades vegetales, que aparecen sobre los pedregales de montaña o gleras. Estos pedregales y canchales son el resultado de la acción destructora del hielo sobre la piedra. Es este un medio de piedras sueltas con suelos escasos y raquíticos que van evolucionando hacia situaciones más estables. Entre estas piedras móviles y grandes bloques se desarrolla una vegetación pionera de interés comunitario que se ha adaptado a estas condiciones desarrollando largas raíces, aprendiendo a vivir en las fisuras, etc. Entre las especies que habitan este tipo de medios aparecen algunos endemismos. En Extremadura, especialmente en las estribaciones del Sistema Central, podemos diferenciar entre otras los siguientes tipos:

  • Vegetación glerícola de pedregales móviles silíceos quionófilos (en zonas de nieve) oro-crioromediterráneos gredendes. Caracterizados por la presencia de Conopodium bunioides y Linaria alpina.
  • Vegetación glerícola de pedregales silíceos de pequeño tamaño quionófilos oromediterráneos guadarrámicos y bejarano-gredenses.
  • Vegetación glerícola de pedregales silíceos de pequeño tamaño, quinófobos, supra-oromediterráneos bejarano-gredenses definidos por la presencia de Santolina oblongifolia (manzanilla de Gredos).
  • Vegetación glerícola pteridofítica de grandes bloques silíceos de la alta montaña ibérica centro-septentrional en la que aparecen diversos helechos como Dryopteris oreades.
  • Vegetación casmofítica: subtipo calcícolas. Cod. UE 8211

Desde su aparición sobre la Tierra, la vida vegetal se ha ido adaptando a todo tipo de ambientes, incluso a los que parecen más inhóspitos. Entre éstos se encuentran, sin duda, las superficies desnudas de las rocas y las fisuras de las mismas. Las plantas rupícolas son aquellas que viven precisamente en estos ambientes, protegidas de la mayor parte de los herbívoros y casi inaccesibles para la mano del hombre.
En estos lugares reinan unos factores ecológicos que, en principio, parecen poco favorables para la vida vegetal, pero para los cuales las plantas rupícolas está perfectamente adaptadas. Un suelo escaso, que se deseca con facilidad es una de las características del medio con que deben enfrentarse las plantas que hincan sus raíces en las fisuras de las rocas o aprovechan las pequeñas repisas de las mismas.
La vegetación casmofítica es aquella vegetación formada por plantas cuyas raíces crecen en el material de relleno de las grietas del sustrato, esto es en pequeñas fisuras o hendiduras de las rocas donde se encuentran mineral pulverizado y restos químicos. Dependiendo de cómo sean los restos donde se ubiquen encontramos los subtipos calcícolas (sobre restos calcáreos) o los silicícolas (restos silíceos).
Dentro de nuestro territorio la escasa vegetación casmofítica subtipo calcícola se ve representada por la vegetación pteridofítica de fisuras de roquedos calcáreos térmicos mesomediterráneos subhúmedos luso-extremadurenses, caracterizados por la presencia de Asplenium ceterach y Cheilanthes acrosticha.

  • Vegetación casmofítica: subtipo silicícolas. Cod. UE 8220

La vegetación casmofítica es aquella vegetación formada por plantas cuyas raíces crecen en el material de relleno de las grietas del sustrato, esto es en pequeñas fisuras o hendiduras de las rocas donde se encuentran mineral pulverizado y restos químicos. Dependiendo de cómo sean los restos donde se ubiquen encontramos los subtipos calcícolas (sobre restos calcáreos) o los silicícolas (restos silíceos).
En Extremadura la vegetación casmofítica subtipo silicícola es más variada y amplia, al ser el sustrato silíceo (sierras cuarcíticas) mas común que el calizo. Dentro de este subtipo silicícola podemos distinguir entre otras asociaciones fitosociológicas, las siguientes tipos de vegetación:

  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos meso-supramediterráneos de los terrotorios mediterráneo-ibéricos-occidentales diferenciados por la presencia del helecho Cheilanthes hispanica capaz de soportar una fuerte exposición lumínica.
  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos mesomediterráneos toledano-taganos con Asplenium billotii y Cheilanthes hispanica.
  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos supramediterráneos guadarrámicos con Asplenium billotii y Cheilanthes duriensis.
  • Vegetación rupícola casmo-comofítica de fisuras de roquedos cuarcíticos mesomediterránea oretana y mariánica definida por la presencia de Jasione crispa subsp. mariana y Dianthus lusitanus.
  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos supra-oro-crioromediterráneos mediettráneo-ibérico-occidentales y oroibéricos y supratemplados orocantábricos con Saxifraga willkommiana (= S. pentadactylis  subsp. almamzorii) que aparece en las altas cumbres de Gredos.
  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos oromediterráneos altogredenses y bejarano-tormantinos caracterizados por la presencia de Antirrhinum grosii (= A. gredensis) endemismo de los macizos central y occidental de Gredos, llamado comúnmente boca de dragón de Gredos.
  • Vegetación de fisuras de roquedos silíceos con escorrentía temporal oromediterráneos bejarano-gredenses con Valeriana tripteris.
  • Vegetación pteridofítica de fisuras de roquedos silici-basícolas toledano taganas con Cheilanthes maderensis y Cosentinia vellea.
  • Vegetación rupícola casmo-comofítica de fisuras anchas de roquedos esciófilos silíceos guadarrámica y bejarano-gredense definidos por Sedum hirsutum y Saxifraga continentalis.
  • Vegetación brio-pteridofítica comofítica con Selaginella denticulata de taludes y repisas esciófilas mediterránea occidental y canaria.
  • ...

Aparte de estos subtipos silicícolas de vegetación casmofítica, aparecen en Extremadura otro tipo de vegetación de interés colonizadora de paredones rocosos, entre las que podemos citar: la vegetación rupícola de fisuras de berrocales graníticos (Digitali thapsi – Dianthetum lusitani), de taludes terrosos silíceos (Phagnalo saxatilis – Rumicetum indurati) y de grietas cuarcíticas sombrías y anchas (Erodio mouretii – Rumicetum indurati) con el interesante endemismo de las sierras centrales Erodium mouretii.

  • Pastos pioneros en superficies rocosas. Cod. UE 8230

Este hábitat de interés prioritario dentro de la Directiva 92/43, viene definido por un tipo de vegetación colonizadora de llambrías y lapiaces (superficies y repisas rocosas) formadas principalmente por diversas crasuláceas. Esta familia a desarrollado a través de la suculencia (almacenamiento de agua en tejidos vegetales) combinado con la posibilidad de cerrar sus estomas durante el día, la capacidad de desarrollarse en medios muy secos debido a la intensa insolación. Estos pastos pioneros suelen aparecer en las zonas de cumbres de montañas y sierras. En Extremadura podemos hablar de los siguientes tipos:

  • Céspedes crasifolios carpetano-oroibéricos de Sedum anglicum subsp. pyrenaicum.
  • Pastizales anuales silicícolas de Sedum willkommianum.
  • Pastizales anuales silicícolas luso-extremadurenses de Sedum andegavense.
  • Pastizales anuales silicícolas iberoatlánticos de Sedum  arenarium.
  • Pastizales anuales silicícolas cántabro-atlánticos de Sedum arenarium.
  • Bosques de fresnos con Fraxinus angustifolia. Cod. U.E. 91BO

Los bosques de fresnos resultan más comunes en la mitad occidental ibérica, ya que tienen una mayor representación sobre sustratos arenosos y pobres en carbonatos. No obstante estos bosques han sufrido una eliminación lenta pero constante, lo cual ha hecho que actualmente se encuentren fragmentados o degradados, principalmente por las obras hidráulicas y la intensificación agrícola. El fresno en un árbol de tamaño medio aunque puede alcanzar tallas de hasta 25 m en lugares favorables. Los bosques de fresnos pertenecen a las series de vegetación edafófila, dependientes de suelos de vega con elevado nivel freático y suelos hidromorfos junto a los ríos, arroyos, gargantas o vaguadas.
En Extremadura podemos distinguir dos tipos de fresnedas:

  • Fresnedas occidentales de piedemonte. Serie riparia de los suelos arenosos silíceos del piso mesomediterráneo (Ficario ranunculoidis – Fraxinetum angustifoliae). Son fresnedas asentadas sobre suelos de vega distribuidos por toda Extremadura, donde antaño ocuparon una gran extensión en las vegas del Guadiana y sus afluentes. Dentro de las fresnedas actuales, las mejor conservadas presentan una estructura de bosque denso con varios estratos de vegetación en los que domina el fresno (Fraxinus angustifolia) y en el que abundan lianas (Tamus communis, Clematis campaniflora y Vitis sylvestris) junto con zarzas y rosales silvestres. Existen buenos ejemplos de este tipo de fresnedas en los ríos Tiétar, Alagon y Árrago así como en numerosos arroyos y ríos en su curso medio e inferior (Esteras, Guadalemar, Aljucen, Lácara, Zapatón, Estena, etc).
  • Fresnedas con melojos. La serie de fresnos con robles es más escasa y localizada en el piso supramediterráneo y algunas vegas del piso mesomediterráneo superior. A menudo este bosque ripario sobre fluvisoles ha sido transformado por el hombre en prados de siega con aprovechamiento ganadero. Esta situación unida a la escasez de suelos de vega en las encajadas gargantas del Sistema Central, limita su presencia. Buenos ejemplos de fresnedas (Fraxinus angustifolia) con robles melojos (Quercus pyrenaica) se pueden observar en la Garganta de Alárdos, Vegas del Tiétar o río Ambroz. Fuera del Sistema Central el mejor bosque de fresnos con melojos aparece en el Valle del Río Guadarranque.

Los fresnos también pueden aparecer acompañando a las alisedas termo-mesomediterráneas (bosques ribereños umbrosos) e incluso a los tamujares en los arroyos y ríos que sufren fuerte estiaje.

  • Bosques aluviales residuales (Alnion glutinoso-incanae). Cod. U.E. 91EO

Estos bosques riparios de alisos (Alnus glutinosa) constituyen uno de los “hábitats prioritarios para su conservación”. Las alisedas pertenecen a las series de vegetación edafófila, dependientes de suelos de vega con elevado nivel freático y suelos hidromorfos junto a los ríos, arroyos y gargantas. En la zonificación transversal de la vegetación de ribera, los alisos suelen alinearse más próximos al agua formando un “bosque galería”. Afortunadamente Extremadura aún conserva buenas representaciones de alisedas bien conservadas, si bien, los proyectos de regadíos eliminaron interesantes alisedas de los tramos inferiores de algunos de nuestros ríos. En Extremadura quedan definidos dos tipos de alisedas:

  • Serie riparia de suelos arenosos silíceos del piso mesomediterráneo definidas por la asociación Scrophulario scorodoniae – Alnetum glutinosae. Son bosques ribereños umbrosos, con influencia atlántica, dominados por el Aliso que aparecen junto a ríos, gargantas y arroyos. Estas alisedas suelen ir acompañadas de almeces (Celtis australis) fresnos (Fraxinus angustifolia), avellanos (Corylus avellana), sauces (Salix sp.), diversas cárices (Carex sp.), el helecho real (Osmunda regalis) y muchas otras especies de interés. Estas alisedas mesomediterráneas representan el 90% de las formaciones de alisos que podemos observar en Extremadura.
  • Serie supramediterránea del aliso cuya etapa madura se corresponde con la asociación Galio broteriani – Alnetum glutinosae. Son alisedas umbrófilas e hidrofíticas que aprecen sólo en las cabeceras de arroyos, ríos y gargantas que nacen por encima de los 900 m.s.n.m. Normalmente carecen de elementos termófilos (Celtis australis, Vitis sylvestris, Osmunda regalis, ..) y contactan con formaciones de cácices y sauces. En Extremadura aparecen sólo dos núcleos: uno en las gargantas de la Vera y distrito Placentino, y otro en el distrito de Villuercas, en las cabeceras del Almonte, Ruecas, Guadalupejo, Guadarranque, Ibor y Berzocana.

En el distrito Villuerquino ambas alisedas se ponen en contacto con las loreras de Prunus lusitanica con durillo (Viburnum tinus).

  • Robledales galaico-portugueses con Quercus robur y Quercus pyrenaica. Cod. UE 9230

Los melojares o robledales de Quercus pyrenaica adquieren en Extremadura una gran importancia en las zonas montanas del norte (Sierra de Gata, Las Hurdes, Jerte-La Vera), suroeste (Valencia de Alcántara) y este de Cáceres (Serranía de las Villuercas), y en el sur de la provincia de Badajoz (Sierra de Tentudía), siendo los ubicados en el extremo occidental de la Sierra de Gata (San Martín de Trevejo) una prolongación de una de las masas forestales de este tipo más importantes de nuestro país.
Se trata de bosque caducifólios exigentes en precipitaciones, muy frescos durante el verano, que aparecen desarrollados sobre sustratos ácidos y generalmente asentados sobre suelos profundos y ricos en materia orgánica.
En nuestro territorio existen varios tipos de bosques de roble melojo:

  • Carballeda galaico-portuguesa en los que aparece Quercus robur (roble carvallo o roble pedunculado). Estas formaciones son muy escasas y normalmente se trata de pequeños bosquetes, rodales de varios pies o ejemplares aislados que aparecen mezclados con castaños y melojos (Q. pyrenaica) en lugares muy concretos de la Sierra de Gata y La Vera. Una de las amenazas sobre estos rodales de Quercus robur es su sustitución por plantaciones de castaño y cerezos. Normalmente estas cortas se producen por desconocimiento, no apreciandola singularidad de estos bosquetes ni distinguiendo la especie.
  • Melojar acidófilo del piso supramediterráneo (Luzulo forsteri – Querceto pyrenaicae). Aparece en la vertiente meridional de Sistema Central, desarrollados sobre ombroclimas subhúmedos – húmedos, entre los 900 y 1.600 m.s.n.m. Son bosques caducifolios desarrollados sobre cambisoles húmicos. El estrato arbóreo es dominado por Q. pyrenaica y representa el bosque más continental y pobre dentro de los robledales.
  • La serie húmeda – hiperhúmeda del roble melojo (Q. pyrenaica) aparece en la sierras de Gata y Hurdes por encima de los 1.000 m aunque puede aparecer algo más bajo en umbrías muy frescas como las de la Sierra de Tormantos (Hervás). La asociación que se corresponde con la etapa madura de estos bosques es Holco mollis – Quercetum pyrenaicae.
  • Melojar acidófilo luso-extremadurense. Viene representado por la serie supramediterránea toledano-mariánica húmeda del melojo con mostajos (Sorbus torminalis), a menudo también con arces (Acer monspesulanum). Aparece por encima de los 1000 m en las sierras de Villuercas, La Palomera y comarca de Los Montes.
  • Melojar acidófilo lusitano duriense. Piso mesomediterráneo, La etapa madura de este melojar se corresponde con un bosque de melojos (Q. pyrenaica) con madroños (Arbutus unedo), que en las zonas bajas (600 m) busca las umbrías, aunque sube hasta los 1.000 m. Aparece en todo el norte de Cáceres, al este en las Villuercas con los mejor conservados, Sierra de Montanchez y en Badajoz sólo en las cumbres de la Sierra de Tentudía.
  • En el término de Talayuela (Cáceres) existe un encinar con robles melojos desarrollados sobre zonas de acumulación de limos en las que el nivel freático esta muy superficial por la aparición de bolsas de agua.
  • Robledales de Quercus faginea (península ibérica). Cod UE 9240

En Extremadura dentro de la progresión altitudinal de la vegetación, los quejigales (Quercus  faginea) se encuentran entre los alcornocales y los robledales. Aparecen por lo general por debajo de los 800 m.s.n.m., en las umbrías más frescas de las sierras en las que el alcornocal deja paso a un madroñal impenetrable formado por lianas, durillos (Viburnum tinus) y quejigos (Quercus faginea subsp. broteroi y subsp faginea). En la comarca de Los Montes también aparecen bosques de quejigo en los fondos de valles, algunos incluso en dehesas mixtas. Buenas representaciones de los quejigales aparecen en las umbrías desde la Sierra de Altamira, hasta la Sierra de la Chimenea y Sierra de Siruela. Estos quejigales se desarrollan sobre los suelos ácidos de las sierras silúricas.
Más escasos son los bosquetes mixtos de alcornoque y quejigo en los que aparece el quejigo andaluz (Quercus canariensis), en la zona de Salvatierra de los Barros.

  • Bosques de castaños. Cod. UE 9260

A veces las comunidades de roble melojo han sido reemplazadas por cultivos de castaños (Castanea sativa), especialmente en el norte y este de la provincia de Cáceres, ya sea para madera o recolección de frutos. También en el área del alcornoque, como en el Valle de Matamoros. Valle de Santa Ana y Tentudía (Badajoz). El castaño al ser también caducifolio ejerce el mismo papel benefactor sobre el suelo que los robledales, a diferencia de lo que ocurre si la repoblación se lleva a cabo con pinos. El hábitat de interés comunitario viene definido por los bosques antiguos de castaños desarrollados en ambientes de robledales. De estos bosques antiguos quedan hoy algunas masas como el castañar de Hervás y enormes arboles o rodales dispersos, declarados muchos de ellos como arboles singulares de Extremadura.
El hábitat en el que se encuentran va prácticamente desde el nivel del mar hasta 1.800 m de altitud. Se desarrollan en suelos silíceos y prefieren suelos sueltos, profundos, ricos y frescos. Es una especie de media sombra, sobre todo de joven. Las precipitaciones deben ser mayores de 600 mm. Las temperaturas entre las que se desarrollan son: en enero mínimas de 0ºC y en agosto puede llegar hasta 26ºC. Es un árbol que alcanza gran longevidad. Su madera es muy apreciada para construcción, carpintería, ebanistería y tonelería. Su fruto se utiliza como alimento humano y para el ganado. Es muy apreciado en pastelería. Forma bosques en regiones montañosas. Se puede encontrar frecuentemente con Quercus suber, Q. robur, Q. pyrenaica, Pinus sylvestris y P. pinaster.

  • Bosques de galería de Salix alba y Populus alba. Cod UE 92AO

Estos bosques mediterráneos de álamo blanco (Populus alba) y sauce blanco (Salix alba), suelen aparecer en Extremadura asociados a suelos de vega arcillosos y ricos en bases de los tramos medio e inferior de los ríos. Al tener normalmente estos suelos un rendimiento agrícola satisfactorio, estos bosques de galería han sido casi totalmente destruidos y reemplazados por cultivos. Hoy sólo podemos apreciar retazos en bosquetes en las zonas de regadíos del Alagón y Jerte, así como a lo largo de la cuenca del Guadiana. Forman una densa y blanquecina masa de follaje y troncos, en formación compacta hasta el mismo borde del agua.
La Directiva hábitat define estos bosques de galería como de interés comunitario englobándolos dentro de las saucedas y choperas de los lechos riparios entre los que también podemos citar: las alamedas de Populus nigra, las saucedas atrocinéreas (Salix atrocinerea), las olmedas (Ulmus minor) y las saucedas de Salix salvifolia.
La familia de las salicáceas está representada en nuestras latitudes por sólo dos géneros: Salix y Populus. Los árboles del género Populus son polinizados por el viento. Las plantas del género Salix son, en cambio, polinizadas por los insectos.
Las especies del género Salix (sauces) tienen tallos flexibles que le confieren gran resistencia, suelen situarse en la primera línea de los márgenes del río y sus raices van a servir para sujetar el suelo y reteniendo los materiales arrastrados por el río.
El sauce blanco, Salix alba, es el sauce por excelencia. Se trata de un árbol de buen porte, de tronco recio y con la corteza agrietada longitudinalmente, que puede alcanzar 15 metros de altura. Las inflorescencias se agrupan en los llamados amentos, los cuales se conocen popularmente con el nombre de gatillos por el aspecto que poseen. Sus gatillos masculinos son amarillentos y los femeninos verdosos; ambos fragantes. Tienen las hojas estrechamente lanceoladas, con el margen finamente dentado, verdes por el haz y recubiertas de finos pelos blanquecinos por el envés. Sus mimbres (ramitas largas, delgadas y flexibles y sin nudos que crea  este árbol cada año) se utilizan cestería. La corteza y los amentos femeninos contienen glucósidos como la salicina, de propiedades febrífugas y analgésicas. Fueron utilizados, en medicina popular, hasta que los laboratorios farmacéuticos obtuvieron, por síntesis química el ácido acetilsalicílico y sus derivados (aspirina).
Las especies del género Populus (álamos o chopos) pertenecen a la familia Salicáceas y son árboles que pueden alcanzar grandes dimensiones. Su madera es blanda y poco consistente, pero adecuada para pasta de papel o utensilios ligeros. Los álamos son de crecimiento rápido, por lo que a menudo se les plata en terrazas fluviales.
El álamo blanco, P. alba, recibe este nombre por sus hojas, que tienen el reverso cubierto de una densa pilosidad blanquecina, y por el tono gris claro de los troncos jóvenes. Vive también en los márgenes de los ríos y torrentes aunque tolera regímenes fluviales mucho más irregulares. Se suele utilizar como árbol de sombra y de paseo.

  • Galerías ribereñas termomediterráneas (Nerio-Tamaricetea) y del sudoeste de la península ibérica (Securinegion tinctoriae). Cod. UE 92DO

Estas galerías de vegetación ribereña formada por tamujos Flueggea tinctoria (= Securinega tinctoria), adelfas (Nerium oleander) y atarfes (Tamarix africana) se encuentran directamente vinculadas a los ríos y arroyos con un fuerte estiaje y clima caluroso. Son especies típicamente mediterráneas y adaptadas al carácter estacional del río, resistiendo perfectamente la escasez de agua durante los meses secos.
Los tamujares son muy representativos y endémicos de cuadrante suroccidental de la península ibérica. Tienen una estructura baja, densa y espinosa en la que pueden aparecer diversas rosáceas (zarzas, rosales, piruétanos, majuelos,.) y plantas trepadoras (Smilax aspera, Clematis campaniflora,..) e incluso fresnos (Fraxinus angustifolia). Esta formación da como resultado una agrupación impenetrable con alto valor como refugio de fauna y control de avenidas. El torno al tamujar en muchas ocasiones proliferan los conejos. A menudo se eliminan estos tamujares a causa de las transformaciones agrícolas ignorando su alto valor ecológico en las riberas de zonas áridas.
Los adelfares son mas comunes en los afluentes del Guadiana, principalmente en los de la margen izquierda. En los suelos silíceos poco profundos con fuerte estiaje, los adelfares suelen aparecer en las mismas condiciones y lugares que los tamujares acompañando a estos entre zarzas y rosales. En los suelos arcillosos sin embargo pueden aparecer comunidades casi puras de adelfas. La floración de las adelfas a los largo de las riberas resulta de gran vistosidad en medio los paisajes áridos del sur.
El taray o atarfe (Tamarix africana) se desarrolla mejor en los bancos arenosos e islas de los ríos de zonas semiáridas o calurosas, pudiendo ser abundante en estas zonas favorables llagando a formar espesas bandas. Tiene un crecimiento rápido y soporta bien el recorte. Soporta también, cierto grado de contaminación y medios nitrófilos. Por delante de los tarays se sitúan muchas veces los sauces, más próximos al agua. Los tarays se adaptan mejor a las formaciones de cantos rodados junto a los ríos, ya que aguantan mejor las condiciones fluctuantes del agua e incluso la desecación temporal y el calentamiento del terreno. Las extracciones de áridos y las alteraciones de los cursos fluviales por transformaciones agrícolas  y embalses, son las responsables de la escasez de ejemplares añosos y grandes masas de tarays.

  • Bosques de Quercus suber. Cod. UE 9330

Los alcornocales poseen en Extremadura una representación muy generosa. Aparecen bien desarrollados en la base de las serranías ácidas y aquellas zonas el piso basal silíceo donde las especiales condiciones edáficas o microclimáticas propician la existencia del grado de humedad necesario para que se desarrolle el alcornoque. En el primer caso se trata de alcornoques puros y en el segundo de formaciones mixtas (alcornoques-encinares), estas últimas abundantes en áreas más xéricas y mostrando gran similitud con los encinares acidófilos, siendo frecuentes en la zona de los Llanos de Olivenza - Jerez de los Caballeros.
Un buen exponente de alcornocales extremeños puede observarse en las faldas de las sierras de Gata, Las Hurdes, Sistema Central, Monfragüe, Villuercas-Ibores, San Pedro, Sierra Fría, Sierra de Tudía, etc., situados generalmente entre los 400 y los 600 m de altitud y coincidentes con áreas en las que las características topográficas son incompatibles con un desarrollo mecanizado de la agricultura, lo que ha propiciado un estado aceptable de conservación.
Los alcornocales se desarrollan sobre el piso mesomediterráneo constituyendo la transición entre encinares y melojares. Caracterizados en su mayoría por la presencia de Sanguisorba minor, Luzula forsteri, Paeonia broteroi y Epipactis helleborine. Dependiendo de la orientación y el sustrato se pueden diferenciar varios tipos de alcornocal. Unos más termófilos, desarrollados sobre zonas más bajas, en los que pueden aparecer acebuches, lentiscos y Ulex eriocladus, otros intermedios más abundantes con madroño (Arbutus unedo), olivillas (Phyllirea angustifolia), brezos arbóreos (Erica arborea), y por último, algunos sobre las umbrías frescas acompañados por durillos (Viburnum tinus) madroños (A. unedo), jaguarzos (Cistus populifolius) e incluso quejigos (Quercus faginea).
El alcornoque, Quercus suber, es un árbol endémico de la región mediterránea occidental, que en la Península ibérica ocupa, sobre todo en su vertiente atlántica y las comarcas litorales del noreste.  Es un árbol de 10 a 15 m, que incluso puede llegar a los 25 m, de copa amplia e irregular. Sus hojas son simple, alternas, persistentes de 2,5 a 10 cm x 1,2 a 6,5 cm; coriáceas, de ovado-lanceoladas a oblongas, verde oscuras, glabrescentes por el haz y muy tomentosas por el envés. La floración desde abril hasta principios del verano. Los frutos maduran desde septiembre a enero. El fruto en bellota alargada y vellosa en el ápice. Cúpula con las escamas inferiores cortas y las superiores alargadas y algo revueltas. Necesita humedad en el ambiente. Vive sobre terrenos silíceos y su principal característica es su corteza gruesa y agrietada, el corcho. El corcho se arranca de los troncos cada 8 ó 10 años, cuando se ha producido una nueva capa de 25 cm de grosor. Se utiliza en la industria para la fabricación de tapones y juntas y, sobre todo, de aglomerados, de aplicación en la construcción como material aislante y decorativo. Sus bellotas se utilizan para alimentar al ganado porcino.

  • Bosques de Quercus rotundifolia. Cod.UE 9340

Los extensos bosques de encinas (Quercus rotundifolia) constituyen el hábitat de interés comunitario más extenso de Extremadura. La dehesa constituye un modelo de producción compatible con la conservación de la naturaleza, único en el contexto europeo.
Los encinares que aparecen en el territorio se asientan fundamentalmente sobre materiales ácidos, ya que en aquellos lugares donde el sustrato es básico y las condiciones geomorfológicas permiten el cultivo extensivo rentable (en Tierra de Barros, Badajoz) éstos han sido casi totalmente eliminados. Así encontramos por un lado encinares acidófilos cacereños y pacenses (frecuentes al sur de la cuenca del Guadiana) y por otro los encinares desarrollados en suelo básico (encinares basófilos) que adquieren su predominio sobre todo en la zona sur del territorio (Sierra de Zafra y Los Santos, Tierra de Barros). Las plantas que van a acompañar a uno u otro encinar va a ser diferente bien por la diferencia del sustrato por un lado y por la diferencia térmica existente entre las distintas zonas. Pese a que existen discrepancias a la hora de considerar las distintas asociaciones y faciaciones (subtipos) de encinares presentes en nuestro territorio, podemos distinguir los siguientes tipos:

  • Encinares acidófilos mediterráneos con enebros (Juniperus oxycedrus). Estos encinares supramediterráneos con enebros suelen estar asociados a chaparrales de cumbres y crestas de las sierras cuarcíticas extremeñas, apareciendo buenos ejemplos en las sierras de la Serena (Pto. de la Nava – Cabeza del Buey, Sierra de Tiros,..), aunque se encuentran mas abundantemente en las Sierras de las Gata, Villuercas, Monfrague y exposiciones de solana en La Vera.
  • Encinares basófilos desarrollados en los afloramientos y sedimentos calizos del sector Toledano – Tagano. Acompañados por jarales blancos de Cistus albidus y ricos en orquídeas. (Almaraz, Valdecañas de Tajo,..).
  • Encinares basófilos con Quercus coccifera propios de Tierra de Barros (Sierra de Monsaluz, María Andrés, Bienvenida) .
  • Encinar acidófilo luso-extremadurense con peral silvestre (Pyrus bourgaeana). Este encinar silicícola y sus etapas de sustitución es el más ampliamente distribuido en Extremadura (Fregenal de la Sierra, Valle de la Serena, Cáceres, ..) y según ciertos autores incluye numerosas subdivisiones o faciaciones según las especies acompañantes.
  • Encinares acidófilos mariánico - monchiquenses, béticos y rifeños cuya asociación viene definida por la presencia de mirto (Mirtus communis).
  • Carrascales acidófilos carpetano leoneses. Estos carrascales o chaparrales del norte de la región se caracterizan por ir acompañados de Genista polyanthos subsp hystrix (ahulaga brava).
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