Historia de Los Barruecos
Los Barruecos fueron declarados como Monumento Natural en razón a la espectacularidad de su paisaje, dominado por los grandes bolos graníticos que se asientan a la orilla de las charcas. Este paisaje sorprende aún más en cuanto se encuentra enclavado en plena plenillanura cacereña que se caracteriza por un relieve peniaplanado y una práctica ausencia de arbolado. Los bolos graníticos se formaron a partir de una extrusión plutónica hace millones de años, y los agentes erosivos se han encargado de fraccionarlos y modelarlos hasta conseguir formas caprichosas y espectaculares. Además las oquedades que poseen han dado refugio a una variada fauna y sobre los bolos anida la mayor colonia de cigüeña blanca sobre roca. Los hombres también encontraron este hábitat ideal para su asentamiento, así lo atestiguan los restos de utensilios del paleolítico, el poblado calcolítico, al que rodean numerosos grabados y pinturas rupestres, o la villa romana.
La importancia del agua es primordial en una zona como ésta en la que las lluvias son tan escasas, desarrollándose tradicionalmente alrededor de estas charcas una activa economía agraria que ha dejado como testigo los molinos harineros, las fuentes de las que bebían los pastores o el antiguo edificio del Lavadero de Lanas, hoy convertido en el Museo Vostell-Malpartida.
En muchas ocasiones estas formas de erosión se combinaron de tal forma que aparecen formas caprichosas de animales, objetos e incluso personas. A estas rocas las denominamos con sus nombres característicos para diferenciarlas, así paseando por Los Barruecos podemos encontrarnos con la Peña del Tiburón, la Mujer, el Dromedario, la Horca.
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